El viernes 30 de agosto, Netflix estrena 13 mandamientos, una nueva serie cuya trama se desarrolla en Bélgica, donde  un hosco detective se une a una ex-oficial de élite para atrapar a un justiciero aficionado a la tortura que encuentra inspiración en los Diez Mandamientos.

La serie comienza como el típico policial, incluso con algunos lugares comunes, pero las cosas pronto toman un rumbo diferente y más complejo. Un individuo que luego se da a conocer como Mozes -nombre que significa Moisés en flamenco, el dialecto derivado del holandés que se habla en buena parte de Bélgica y en la serie- comete una serie de delitos en los que castiga a personas que transgreden los diez mandamientos bíblicos. En su primer acto público le prende fuego a un asesino. Su segundo ataque es a un comediante que se burla cruelmente de los demás en sus presentaciones.

Si bien estos ataques son violentos, con graves consecuencias para las víctimas, Mozes no comete asesinatos. En el primer caso, por ejemplo, se preocupa por apagar las llamas a tiempo y llamar a los servicios de emergencia. También comparte pistas con la policía y la prensa sobre sus futuros ataques, pero sin revelar demasiado. La policía ve con asombro cómo, con el transcurrir de los días, varias personas apoyan sus actos. Entre ellos, un grupo religioso que tendrá cierta incidencia en el devenir de los hechos.

La serie tiene como protagonistas a dos de los detectives que investigan el caso, Peter (Dirk van Dijck) y Vicky (Marie Vinck). Peter es un policía que está próximo a su retiro, separado y con una hija que se mete constantemente en problemas. Por su parte, Vicky es una joven oficial, recientemente transferida de las fuerzas especiales, que tiene secuelas físicas como consecuencia de un accidente automovilístico. Su madre se encuentra en estado de coma a causa de ese mismo accidente y no habla con su padre.