Así es Inhóspitos

“Inhóspitos y rehenes de sí mismos” lleva tres meses de éxito en el Multiescena CPM (Av. Corrientes 1764). Esta creación de Ezequiel Castillo es una comedia dramática que muestra las debilidades humanas con las que tenemos que aprender a convivir. Allí aparecen los siete pecados capitales representados en cada uno de sus personajes. Cada protagonista se encuentra en un lugar inhóspito del cual no pueden salir. La puesta es dinámica y muy a favor del espectador, que en ningún momento puede sospechar qué sigue en el espectáculo.

Inhóspitos

La historia transcurre en un callejón de Buenos Aires, en donde una cita cambiará la vida de los siete protagonistas. En escena se debatirán los límites de la vida, y reflexionarán sobre la moral, la sexualidad, y hasta las necesidades básicas de cada individuo. Desde la música hasta los geniales vestuarios te sitúan en tiempo y espacio. El juego de luces es espectacular a la hora de delinear los siete pecados: la soberbia, la avaricia, la gula, la lujuria, la ira, la envidia y la pereza.

Las actuaciones de los chicos están muy logradas: Manu Acebo tiene una pisada escénica espectacular que se complementa genial con sus compañeros. Su rol pasa por distintos estadíos que permiten mostrar su versatilidad artística y su calidad actoral. Juani Pedrouzo es otro que tiene un desafío importante para llevar a cabo, y lo supera con creces. Se entrega en cuerpo y alma arriba del escenario para dar lo mejor de sí. La química entre los siete es notable, y uno de los puntos más a favor que tiene el espectáculo.

Franco Schafer es quizá, quién más se permite improvisar en escena. Le suma el desparpajo y la desfachatez que su personaje necesita, el famoso jugador de toda la cancha. Matías Mocciaro se pone en la piel del creador de esta locura, y tiene la licencia de ser totalmente impune escudándose en su rol. Logra interesantes climas dentro de “Inhóspitos” llevando adelante la obra. Ramiro Klimkiewicz disfruta de su personaje y se nota: tiene presencia y se adueña de las carcajadas del público en distintos pasajes de la historia.

Nahuel Jiménez se convierte con el paso del tiempo en alguien fundamental para entender las tramas de este especialista tan particular. Su presencia le aporta al show frescura y energía, ya que cuando aparece, logra descolocar tanto a los personajes como a los espectadores. Gonzalo Guerrieri resulta sumamente creíble arriba del escenario, y tiene distintos momentos para lucirse dentro de la obra. Una historia para mirar, reflexionar, y tratar de entendernos.

Se presentan todos los miércoles de agosto en el Multiescena CPM a las 20:30.