La escritora argentina, cantante lírica y artista plástica triunfa en el exterior.

Karina Salazar decidió un día cambiar de rumbos, reinventarse, alejarse de todo y empezar de nuevo: hoy da rienda suelta a sus pasiones y tiene una profesión que le permite disfrutar de ellas, también de viajar y sentirse libre.

Karina Salazar canta en funerales en Suiza y preside un Club de Vinos Argentinos

Karina Salazar es escritora y artista plástica. Además es soprano y canta nada menos que en funerales. Pero también está al frente del Club de Amigos del Vino Argentino en Suiza. Y su vida allá no es para nada aburrida.

Nacida en el barrio porteño de San Telmo, donde vivió hasta cuando emigrar en 1999 a Lucerna (Suiza). Actualmente reside en la provincia de Zurich. Durante muchos años trabajó en un banco local como asistente de presidencia, hasta que decidió cambiar su destino. Posee un master in science in Global Marketing expedido por la Universidad de Liverpool y en la actualidad cuenta con un emprendimiento de Marketing digital, lo que le permite trabajar desde cualquier lugar del mundo y así poder viajar, escribir y disfrutar de los buenos vinos.

Su amor por la lectura y más específicamente por la escritura vienen de larga data, desde cuando en tercer grado de primaria ganó un concurso de cuento intercolegial, un libro de Marco Denevi llamado ‘Robotobor’. Desde allí supo que algún día cumpliría uno de sus tantos sueños, escribir libros.
Algunos de sus títulos son: La Guardia Suiza Pontificia/ Bella sí… Durmiente no…/ Cuánto cuesta que me cuentes/ Cuarentena en la granja/ Cincuentena en la granja / La Corsaria de Madeira/ Mi abuela Teté/ Karichispeiras de Karichispitas (La superheroína)/ Eres un bicho raro.

Karina Salazar canta en funerales en Suiza y preside un Club de Vinos Argentinos

‘De Mendoza con Amor’ es uno de los veinte títulos que Karina Salazar lleva publicados, entre novelas para adultos e historias para chicos.

“Es mi primera novela romántica contemporánea, y todo un desafío a cambiar de género”. Cuentan las páginas de este libro que Isabel Durán ya era una diva en todo el significado de la palabra, mucho antes de cambiar de profesión, de gerente financiero en Buenos Aires, a soprano lírica. Comenzó su carrera operística tarde, a una edad en la que la mayoría de las cantantes ya estaban en su punto máximo, pero luchó contra viento y marea. Contra todas las predicciones, se pudo abrir paso en un ámbito hostil y de mucha competitividad.

Su familia abandona la gran urbe de Buenos Aires y ahora es dueña de una gran finca vitivinícola en Mendoza, Argentina. Todo va de maravilla en sus vidas por varios años, hasta que Isabel, en el día de su ansiado debut en Milán, recibe una noticia trágica que pondrá a prueba si su vocación por el canto es tal. Con su personalidad de armas tomar, Isabel viaja a Mendoza, donde encontrará secretos familiares guardados por mucho tiempo, pero que le explotarán en la cara apenas llegue. En un rubro eminentemente masculino, el carácter de Isabel será puesto a prueba en su trato con el enólogo de su padre, Kurt, de nacionalidad suiza; con Mike, un chef premiado con dos estrellas Michelín, socio de su padre en el restaurante familiar, y por último, como si las cosas no fueran difíciles, con la visita del master of wine inglés Alistair Addington, quien podría arruinar de un plumazo años de buena reputación de la finca familiar. ¿Podrá lidiar con todo eso? ¿O dará un gran portazo al mejor estilo de diva, retornando a Europa?.

Karina Salazar canta en funerales en Suiza y preside un Club de Vinos Argentinos

Karina Salazar, además, realizó actividades ad-honorem, como presidenta de la Asociación amigos del vino argentino en Suiza, su pasión por el vino hizo que también se graduara en cursos WSET en Londres. Todos sus estudios le han permitido ofrecer servicios para organizar eventos donde todos los sentidos (música, exposición y ágape) se funden en un mismo espacio.

Karina Salazar define: “El vino es una de mis grandes pasiones, como la escritura, y creo que los libros y los vinos tienen similitudes: hay que saber leerlos y disfrutarlos. Cada libro tiene su historia, al igual que un vino. Requieren de trabajo, tiempo, dedicación y amor. Y leer un libro, como beber un vino, puede transformarse en una hermosa historia. ¡Les mando un beso a todos mis seguidores y, como siempre les digo a mis amigos, que nunca falte un buen vino!” .

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