La modelo, Nicole Neumann, nuevamente criticada en todos los medios. ¿Cuales son los motivos que la llevan a estar en el ojo de la tormenta?

La historia se repite. Una vez más, y de forma inesperada, la espléndida Nicole Neumann aparece sentada en el banquillo de los sentenciados. Cualquier cuestionamiento, crítica y denuncia perdida que busque destino y no tenga propietarios, si se quiere resolver en forma expeditiva y rápida llámenla a la modelo de ascendencia germana que no te va a defraudar.

Algo así como El Guasón de “Batman”, El Duende Verde del “Hombre Araña”, La Cruella De Ville de “Los 101 Dálmatas” o La Hiedra Venenosa del Murciálago de Ciudad Gótica. Hay malvados y villanas que encajan perfectamente en todos los temas conflictivos que aparezcan confusos. Con ellos no hay que buscarlos porque aparecen como anillos al dedo. Las demonizaciones de sus actos encajan siempre a medida.

Y Nicole más allá de sus atractivos femeninos, de su belleza natural, de su popularidad, de su éxito como modelo, de sus jugosos contratos profesionales y sus primeros pasos en la animación televisiva no deja de ser una mujer polémica, protagonista de decenas de escándalos y en los últimos años definitivamente sentenciada por muchas denuncias y acusaciones.

Y de muestra hay muchos botones y de todos los colores, como para elegir. Desde aquella iniciática modelito de tapa de revistas glamorosas, con el rótulo de “Lolita” cuando recién contaba con 12 años de edad hasta esta diosa que lucha a brazo partido en su separación con el ex futbolista Fabián Cubero y su amada novia Micaela Viciconte ha pasado mucha agua bajo el puente.

De aquella atractiva niña dorada de los medios que regenteaba su madre Claudia Neumann empezaron los cuestionamientos a ella porque debía estar en avisos, publicidades, pasarelas y actos comerciales siendo solo una criatura.

Y así empezó criticando a su propia madre por su separación conyugal y también por haberle arrebatado su infancia haciéndola trabajar tan niña, tan inocente.

De nena se hizo adolescente, ganó carisma, seguidores y Neumann se hizo popular. Toda una estrella. Era la rubia a la  que tardaron en buscarle competencia  y apareció la rival, para que fuera contra la morocha que promovía Carolina Ardohaín desde su marca “Pampita” manejada por Pancho Dotto. Y se hicieron un clásico criollo como River y Boca. O unitarios contra federales, civiles contra militares o peronistas versus radicales.

Una guerra en la que valía todo, hasta que Nicole aunque lo negara para que luego lo reconociera en los medios, bautizara como “Mucamita” o “Muqui” a su enemiga para herirla donde dolía.

La demonizada Nicole también estuvo años sin hablarse con su hermana Geraldine Neumann por una pareja que ella no digería aún siendo el padre de sus propias sobrinas.

También causo efervescencia por superponer parejas. Se recuerda aquella tapa de revista Paparazzi en la que estando de novia con Matías Liberman apareció besándose en la  inhóspita playa uruguaya Cabo Poloni con el músico Nacho Herrero que fue su marido, luego surgió un gran amor con “Poroto” Cubero del que se enamoró en una publicidad cuando estaba de novio con una joven que los escrachó y ella no divorciada para terminar en otro divorcio con tres hijas y un verdadero reality del escándalo con la pareja de la también hermosa Viciconte. Ni hablar de Pablo Cosentino, el manager futbolístico y marido de la modelo Daniela Urzi y del diputado Nacioan Facundo Moyano…

En el medio de estos hechos estuvo aquella polémica declarando que quería adoptar un negrito africano, o cuando en una disco de Quilmes le pagaron por adelantado una presencia y ella nunca llegó, argumentando que la asaltaron en el camino en robo que nunca se pudo comprobar…

La demonización de Nicole renovó acciones cuando la modelo asumió haber dado positivo en un hisopado antipandémico, se quejó porque Cubero nunca le respondió para instalarse en su casa junto a sus hijas aún en cuarentena… también agreguemos el conflicto laboral con su empleada que vivía en su casa acusándose de razones sanitarias que van camino a tribunales.

No es casualidad que Nicole Neumann tenga cara de ángel pero también una imagen permanente y corrosiva de demonización. El viejo cuento del lobo con piel de cordero. Ni más ni menos.