Ayer fui a ver Toy Story 4 con una expectativa acumulada desde hace 9 años, cuando pensábamos que el abandono de Andy cerraba esta saga y dejaba a los entrañables juguetes a la deriva, sin rumbo.

Pixar encuentra una vuelta de tuerca más para la cuarta parte, donde Woody se transforma en el protagonista casi exclusivo, dejando de lado a Buzz, Jessie, Rex y todos los demás juguetes.

Es una historia bien contada, con sus partes definidas, hay risas, emoción y llanto, hay nuevos personajes, buenos y malos (no tan malos), hay buena música y diálogos, pero no hay golpes bajos, esos que tanto le gusta a Disney.

Ya no está Andy, pero si la pequeña Bonnie, quien ya no le presta tanta atención a sus juguetes convencionales y fabrica uno, en su día de adaptación del kinder, con una cuchara, hilo y madera, asi nace Forky, ‘culpable’ de las nuevas desventuras de este grupo de amigos.

Toy Story 4 no decepciona pero tampoco sorprende, no es la mejor de la saga, pero tampoco la peor, no va a quedar en el recuerdo de todos nosotros pero tampoco la vamos a olvidar ¿Se entiende?