El principal pasajero era uno de los directivos del ITB Bank, la segunda entidad financiera más importante de Rusia. Doce ciudadanos de la misma nacionalidad pagaron la visita guiada para conocer el glaciar Perito Moreno.

Fin del misterio. Los pasajeros del enigmático vuelo que llegó de Rusia a El Calafate, esquivando el espacio aéreo de la Unión Europea, debido a la prohibición que pesa sobre las empresas aerocomerciales del régimen de Putin desde que invadió Ucrania, son parte de una familia adinerada, muy adinerada, vinculada efectivamente al poder oficial del Kremlin.

De acuerdo a fuentes oficiales, del Gobierno, y de las fuerzas de seguridad que controla los aeropuertos, el principal pasajero del jet Bombardier Globar 6000, es uno de los directivos del ITB Bank, la segunda entidad financiera más importante de Rusia.

Él habría alquilado la aeronave, que pertenece a la empresa Aircompany Rus Jet, matriculada como FA-3550. El costo de viaje alcanzaría una cifra millonaria en dólares.

El misterioso jet aterrizó en El Calafate el último 22 de abril. Y partió a Ezeiza al día siguiente. En ese día en la ciudad favorita de los Kirchner, esta web confirmó que alrededor de doce ciudadanos de Rusia pagaron la visita guiada para conocer el glaciar Perito Moreno, incluido el plus que significa abonar una larga caminata por ese lugar magnífico.

La hoja de ruta del misterioso avión ruso que aterrizó en El Calafate

Desde la patagonia, el financista ruso, que no intentó ocultar el Bombardier Global 6000 en el aeropuerto calafateño, viajó a Buenos Aires. El enigma continuó.

Ocurre que el jet dejó a los pasajeros en Ezeiza y voló con sus pilotos y una azafata hacia Asunción, Paraguay, solo para cargar combustible. Volvió de inmediato a Ezeiza.

Fuentes del mercado explicaron que la tripulación prefirió hacer ese viaje extra para evitar posibles rechazos de las empresas petroleras que trabajan en el aeropuerto Pistarini debido a las sanciones que buscan castigar a las empresas de Rusia.

Tras volver a Ezeiza, el avión descansó una noche y al otro día, ya volvió a volar. Los rusos dejaron la Argentina. Hicieron escala en San Pablo y llegaron a un destino playero: Río de Janeiro.

Las fuentes oficiales afirmaron y aseguraron que ninguna fuerza de seguridad, ni nacional ni internacional, ni tampoco agencias internacionales de Inteligencia, emitieron alerta alguna sobre el magnate aliado a Putin, tampoco existieron observaciones sobre la portentosa nave.
La historia continuará.
La oposición parlamentaria presentó un escrito para exigirle al Gobierno que informe oficialmente quiénes volaron en el jet. Si trajeron equipaje, cuánto, y si los pasajeros llegaron desde Rusia.
El largo viaje hacia Argentina empezó en Moscú, pasó por Casablanco, San Pablo para aterrizar en El Calafate.
El resto ya se contó.