Todo parece indicar que 2022 no va a ser la excepción a la regla y que tendrá las precipitaciones típicas de esta época del año.

La tormenta de Santa Rosa, como se la conoce popularmente, suele ocurrir cada año a fines del mes de agosto y principios de septiembre. Se trata de un evento climatológico de lluvias intensas con una importante presencia de actividad eléctrica en el cielo, que si bien no tiene una fecha establecida, hay quienes tradicionalmente fijan en el calendario el 30 de este mes para su inicio. Para este fin de semana, el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) anticipa que llegarían lluvias.

Llega Santa Rosa: la tradicional tormenta afectará Buenos Aires y siete provincias

Estas serán con una fuerte actividad eléctrica condición fundamental para que se considere la presencia de una tormenta, por lo que el organismo estatal no descartó que este 2022 se sume un nuevo evento de Santa Rosa. Este jueves podrían registrarse algunas tormentas aisladas en el centro y sur del Litoral y norte de la provincia de Buenos Aires, y también indicó que hacia el fin de semana, avanzará un frente frío que provocará la formación de nuevas tormentas, primero en la región mencionada y posteriormente en el Noroeste argentino.

Tormenta de Santa Rosa: las probabilidades de que ocurra

Según un informe de esta semana del SMN, con datos y estadísticas del Observatorio Central de Buenos Aires (OCBA), la aparición de fuertes tormentas entre agosto y septiembre no es un fenómeno atípico. Analizando datos del 25 de agosto al 4 de septiembre, 5 días antes y después de Santa Rosa entre 1906 hasta 2021, y contabilizando cantidad de días consecutivos con tormentas y la lluvia acumulada; los meteorólogos determinaron que es muy probable que este año se repita.

En los 115 años de registro, en 65 oportunidades (56% de los casos) se produjeron tormentas en esas fechas, aunque no siempre estuvieron asociadas a precipitaciones intensas o abundantes. Solo en 14 oportunidades (12%) las precipitaciones superaron los 50 mm. Una lluvia sin presencia de descargas bruscas de electricidad atmosférica acompañadas por relámpagos y truenos no clasifica como tormenta, precisaron desde el SMN.

Ahora bien, este tipo de eventos no se desarrolla de la misma manera en todo el territorio, por las diferencias en las condiciones y la época del año. En la Patagonia, por ejemplo, no es común encontrar tormentas ya que las condiciones no suelen darse. Asimismo, el organismo consignó que tampoco es probable tener tormentas en las provincias del noroeste, ya que la estación seca y la escasa humedad no permiten el desarrollo del fenómeno.

Llega Santa Rosa: la tradicional tormenta afectará Buenos Aires y siete provincias

Donde sí es frecuente la generación de tormentas en esta época es en el centro y noreste argentino. Desde mediados y finales de agosto, la atmósfera es sometida a cambios en su circulación por la proximidad con la primavera, que favorece la presencia de aire cálido, más humedad y condiciones propicias para su desarrollo. Por último, el SMN aclaró que aunque popularmente se espera que la tormenta de Santa Rosa sea más fuerte que cualquier otra, no hay evidencia de que esto sea siempre así.

A partir de la madrugada del jueves 25 de agosto, o sea esta madrugada se aguarda que se empiecen a desarrollar tormentas y lluvias aisladas en el sur de las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y norte de la Provincia de Buenos Aires con un mejoramiento temporario hacia la noche. Esto se debe a que habrá un cruce entre un “perturbación en niveles medios de la atmósfera con la humedad disponible en capas bajas”.

Por otro lado, entre la mañana y la tarde del viernes 26, se desarrollarán tormentas que pueden llegar a ser intensas en la región centro norte de la Provincia de Buenos Aires y sur del litoral. El mal tiempo se hará sentir también en Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones. Las condiciones climáticas podrían mejorar para el sábado. Pese a que no existe una alerta meteorológica, se recomendó estar atentos a la información del SMN por cualquier actualización que pueda realizarse sobre el estado del clima.