El fiscal consideró que actuaron con alevosía, placer, premeditación y odio. Actuaron como “una patota de civil”, dijo
Acusados de asesinar al futbolista Lucas González en el barrio porteño de Barracas, se pidió oficialmente que sean procesados con prisión preventiva por homicidio cuádruplemente agravado los tres policías que intervinieron del hecho, informaron fuentes oficiales.
El requerimiento lo hizo el fiscal de la causa, Leonel Gómez Barbella, quien describió a los implicados como “una patota de civil, bajo el velo de supuestos policías de la Ciudad”. En tanto, opinó que Juan José Nieva, Fabian López y Gabriel Isassi demostraron “desmesura y desprecio por la vida” al atacar a balazos no solo a Lucas sino también a los amigos que iban con él en el auto, y que volvían de un entrenamiento con las divisiones inferiores del club Barracas Central.
Para fundamentar su requerimiento ante el juez Martín Del Viso, detalló en su escrito de 21 páginas una serie de pruebas fundamentales que logró producir en los primeros 15 días en los que tomó a su cargo la instrucción.
Principalmente se basó en las indagatorias de los tres acusados, todos numerarios de la Brigada de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad, ahora imputados y detenidos. Isassi, López y Nieva dijeron que ese día realizaban una investigación de campo en una causa por narcotráfico y que creyeron que los jóvenes podían ser delincuentes, ya que -según sus versiones- exhibieron un arma y no detuvieron la marcha de su VW Suran. El fiscal entendió que todo eso fue “una mera excusa sin sentido, tendiente a mejorar sus complicadas situaciones procesales. Los imputados interceptaron al vehículo de los damnificados con su rodado Nissan Tiida, del que descendieron armados y, pese a la corta distancia y no habiendo recibido ningún tipo de agresión por parte de las víctimas, efectuaron una cantidad significativa de disparos contra las zonas vitales de éstas”.
En otro punto clave, dijo que tanto los supervivientes como dos testigos presenciales aseguraron que los policías nunca se identificaron como tales. En ese sentido, describió que “los elocuentes testimonios de los jóvenes que sobrevivieron fueron contestes en cuanto a que desconocían que los encartados fueran policías, pues jamás se dieron a identificar ni llevaban chalecos que los mostraran como tales, ni emitieron voz de ‘alto policía’ ni emitieron sonidos de sirena policial”.
Los peritajes balísticos fueron otro punto clave en la pesquisa, ya que indican que los agentes dispararon contra el Surán al menos cinco veces y desde distintos puntos. Así se estableció que un proyectil que fue extraído del respaldo del asiento del acompañante en el que iba Lucas partió del arma de Issasi, mientras que otro que dio en el guardabarros trasero salió de la de López. Esto “demuestra que la agresión armada fue coordinada y ejecutada desde distintos puntos del vehículo”, relató el fiscal.
A su vez, refirió en su escrito el odio que los policías tenían hacia las víctimas, con frases contundentes: “ah, sos un villero también, a vos hay que pegarte un tiro de verdad” y luego, con clara intención de encubrir el crimen, uno dijo: “¿Acá hay domo, jefe?’ No. Bueno entonces nadie graba ni saca fotos”.
Sobre la autopsia practicada al cuerpo de Lucas, Gómez Barbella indicó que tenía un orificio de entrada de proyectil de arma de fuego en la cabeza, además de un surco de impacto en un pómulo, lo que es “demostrativo del nivel de desmesura y desprecio por la vida por parte de los encausados. Issasi, López y Nieva lograron consumar la muerte de Lucas, mientras que no pudieron concretar su plan inicial por cuestiones ajenas a su voluntad en torno a los restantes de los chicos”.
El fiscal también indicó que las cámaras de seguridad que registraron parte del hecho y una serie de modulaciones al 911 por parte de los implicados para simular un enfrentamiento armado son otros elementos de consideración a la hora de pedir que sean procesados como coautores de homicidio cuádruplemente agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por el concurso premeditado de dos o más personas y abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial en el caso de Lucas y tres hechos de tentativa de homicidio con idénticos agravantes respecto de los amigos.
La alevosía, detalló, está dada en el hecho de que los menores estaban “indefensos” al ser atacados, mientras que agravante de “placer” se basa en que a su criterio la acción estuvo “inspirada por un placer antinatural en la destrucción de una vida humana”.
La premeditación, en tanto, la justificó en que los policías “fueron teniendo el dominio del hecho” y “todos se apoyaron para realizar los disparos a corta distancia a ellos, demostrando sus intenciones dolosas de matarlos”.
El sangriento suceso tuvo lugar el pasado 17 de noviembre.
