Lucía tenía 16 años y el hecho ocurrió en 2106. Los acusados volverán a ser enjuiciados tras ser liberados en un primer proceso

Lucía Pérez, tenía 16 años, cuando le preguntó a su amiga Belén si conocía a alguien en Mar del Plata que vendiera marihuana. La amiga le contó que justo el día anterior había charlado en el kiosco donde trabajaba con un joven que, según le había dicho, vendía drogas. Ese hombre, que en ese entonces tenía 23 años, era Matías Gabriel Farías. Trabajaba como pintor en una cooperativa, pero además menudeaba cocaína y marihuana prensada.

Comienza el segundo juicio a los acusados por el femicidio de Lucía Pérez

Había entrado al kiosco de Belén especialmente a piropearla y ella anotó su teléfono celular, él la invitó a salir y le ofreció drogas. Ese mismo día, unas horas después, Lucía le escribió desde el teléfono de su amiga para comprarle porro y el dealer le dijo que al otro día se lo llevaba a la puerta de la escuela y eso hizo. La fiscal del caso María Isabel Sánchez relato los siguientes hechos: “el viernes pasado dos jóvenes se acercaron a la salida de su colegio.”

“El colegio de Lucia está situado en Juan B. Justo a la altura del número 600, una de las avenidas principales de la ciudad. Uno de ellos, Matías Gabriel Farías, de 23 años, se acercó a ella. No la conocía, pero empezaron a conversar y la invitó a pasar la tarde del día siguiente en su casa. La chica se dirigió sola al número 4825 de la calle Racedo, en un barrio alejado del centro. Al llegar a la vivienda se encontró con al menos dos personas.”

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Matías Gabriel Farías, el principal acusado: le vendió drogas a Lucía y se presume que abusó sexualmente de ella hasta matarla

“Esas personas eran una era Farías y el otro se llama Juan Pablo Offidani. Su apellido es conocido en esa ciudad porque es hijo de un reconocido notario. Otro hombre, de quien por ahora no han trascendido sus datos personales, podría haber estado también allí. Los presentes comenzaron a beber alcohol y a consumir cocaína. Lucía fue obligada a esnifar cantidades ingentes de esa droga, según consta en el expediente.”

“Cuando sus fuerzas ya flaquearon por completo, fue sometida a una agresión sexual inhumana”, señaló la fiscal Sánchez. Uno de sus abusadores llegó incluso a introducir en la vagina de la víctima, ya seminconsciente, “un objeto romo, que podría ser un palo largo”, reveló la funcionaria y agregó que fue “empalada”. El empalamiento, se denominó a un método de tortura infernal utilizado principalmente en los siglos VI y V antes de Cristo, que le produjo un síncope vasovagal.

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Offidani, de azul, junto a Farías durante el primer juicio contra ellos, en el que resultaron absueltos por el crimen (Christian Heit)

El síncope vasovagal ocurre cuando una persona se desmaya porque el cuerpo reacciona de manera desproporcionada a ciertos factores desencadenantes, como mucho sufrimiento emocional. El factor que desencadena el síncope vasovagal hace que la frecuencia cardíaca y la presión arterial disminuyan abruptamente. Como consecuencia, disminuye el flujo sanguíneo al cerebro y la persona pierde el conocimiento por un momento.

Lucía padeció un shock cardíaco derivado del terror que sufre una persona bajo tortura extrema y cayo deslomada al piso. Cuando esto ocurre, las bestias que se habían turnado para violarla se dieron cuenta de que la chica había perdido los signos vitales. Ya estaba (casi) muerta. Entonces, comenzaron a limpiar su cuerpo para intentar borrar huellas y ADN, lavaron su piel y la volvieron a vestir, para no quedar incriminados en el brutal ataque.

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Lucía Pérez fue asesinada en Mar del Plata el 8 de octubre de 2016: tenía 16 años

Después la cargaron a hombros y la llevaron a un centro de salud en una furgoneta Strada Adventure color azul. Farías, uno de los violadores, se quedó fuera, a la espera de saber si los médicos conseguían reanimar a Pérez. Fue en vano. La autopsia ha revelado que la adolescente falleció a raíz del “excesivo dolor” que sufrió como resultado de la terrible agresión de empalamiento. Cuando salieron a dar la noticia, Offidani ya se había escapado.

La fiscal Sánchez no tiene dudas sobre la autoría del hecho por parte de Farías y Offadani. Una hipótesis de la investigación señala que en la escena del crimen pudo participar un tercer hombre. La calificación del caso es ‘violación seguida de muerte agravada por la provisión de estupefacientes, y homicidio ‘criminis causa’”, un agravante que contempla el Código Penal cuando se comete un delito (el asesinato en este caso) para tratar de encubrir el anterior (la violación).

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Guillermo y Marta, los padres de Lucía (Adrián Escandar)

Destrozado, Guillermo Pérez, padre de la joven asesinada, declaró a los medios de prensa argentinos que hubo una persona que “entregó” a su hija a quienes la asesinaron. Sospecha de una de las compañeras del colegio de la adolescente, que es mayor de edad. La Policía entonces detuvo a Matías Farías y Juan Pablo Offidani cuando vendían drogas en la calle. Otras compañeras de la víctima que habían presenciado cuando éstos se acercaron al colegio el día anterior describieron sus rasgos físicos.

El aparente cómplice de los dos, que “habría tenido una participación clave en el lavado del cuerpo y el traslado de la chica a un centro de salud”, según la fiscal, también se dedicaría al narcotráfico a pequeña escala. En la furgoneta azul donde la chica fue trasladada los agentes encontraron marihuana. En el interior de la vivienda también hallaron preservativos, cocaína y municiones, pero no armas.

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Matías Pérez y Marta Farías, hermano y madre de Lucía (Nicolás Stulberg)

“Los asesinos de Lucía Pérez la drogaron, la violaron, la empalaron, le produjeron el síncope vasovagal y luego lavaron su cuerpo, en un intento por borrar sus rastros y quedar impunes en uno de los crímenes más horrendos”, destacó el medio. Los magistrados consideraron no sólo que la relación sexual entre un mayor que le dio drogas y una menor que las aceptó había sido consentida. También calificaron de mal desempeño de la fiscal Sánchez.

A la fiscal la acusaron de condicionar a la opinión pública al instalar lo del “empalamiento”, estigmatizaron la vida privada de Pérez, usaron los chats que la chica tuvo con sus amigas y con Farías para asegurar que la relación sexual fue de común acuerdo y destacaron que el más joven de los imputados la llevó al hospital después de desvanecerse. Así que sólo los condenaron por la venta de drogas en la puerta de la escuela a la que asistía la víctima.

El fallo de los jueces fue un escándalo que llevó al Tribunal de Casación bonaerense a anularlo en 2020 y ordenar que se haga un nuevo juicio para determinar las responsabilidades de los imputados y, además, iniciar un juicio político contra los integrantes del Tribunal Oral 1. Este martes, entonces, comenzará a las 9 en Mar del Plata un nuevo juicio contra Farías y Offidani. El Tribunal N°2, integrado por los jueces Gustavo Fissore, Alexis Simaz y Roberto Falcone deberán definir la responsabilidad penal de los dos acusados.

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El crimen de Pérez propició el primer paro nacional de mujeres

El delito contempla una pena de prisión perpetua. El crimen de Lucía propició el primer paro nacional de mujeres de la historia. Farías y Offidani siguieron en prisión, pero fueron beneficiados con una pena de ocho años gracias al polémico fallo sin perspectiva de género del Tribunal Oral 1 de Mar del Plata. Maciel que fue el tercero que participó fue condenado por encubrimiento, se enfermó de sarna en la cárcel, obtuvo la prisión domiciliaria y murió.

El juicio que se inicia este martes durará hasta finales de febrero. Se estima que declararán 40 testigos y que será clave el testimonio de los peritos forenses para determinar la situación en la que la menor murió en la cama de Farías, quien podría ser condenado a prisión perpetua de ser hallado culpable.