La ex actriz Meghan Markle no solo se ha convertido de la noche a la mañana en duquesa de Sussex, sino también en uno de los miembros más polémicos de la realeza inglesa. Por eso sonaron todas las alarmas cuando el palacio de Kensington anunció que, por primera vez, contratará servicios de comunicación externos. Y aunque el comunicado oficial señaló que es para ayudar a promocionar mejor las actividades benéficas de los duques, la prensa inglesa lo puso en duda al destacar que cuentan con VIP Sunshine Sachs, un gabinete experto en manejo de crisis de personajes públicos.

Desde que se anunció a principios del 2017 que la ex protagonista de SUITS había conquistado al hijo de Lady Di, la pareja ha sido una de las más fotografiadas en las portadas de revistas. Su noviazgo con el soltero británico más codiciado, su posterior boda y el haber dado a luz al primer hijo del príncipe Harry la convirtieron en una de las figuras más comentadas por los ingleses y por el mundo entero. Sin embargo, no logra ganarse el cariño de los más conservadores.

Gestos como distanciarse de los duques de Cambridge instalándose en una residencia en Windsor, o la polémica que suscitaron sus viajes en jet privado no la ayudan a la hora de limpiar su imagen. Por otro lado, sus lujosos vestuarios y los exclusivos baby-shower que organizó antes de ser mamá acapararon la atención de la prensa por su desmedida ostentación. Asimismo, su vínculo con su padre, con el que no se habla desde antes de su boda, y roces con algunos familiares políticos la alejan aún más de visto bueno de la gente. Pese a eso, aunque muchos la perciban como una mujer hedonista, no hay dudas de que tomó cartas en el asunto para revertir esta situación y, tal vez, lograr ganarse el cariño del pueblo.