A causa del coronavirus, este año no se disputarán las históricas 1000 Millas Sport en el sur de Argentina, una competencia que a lo largo de los años fue dejando historias dignas de ser contadas.

La pandemia nos dejó sin poder disfrutar de varios eventos vinculados a los autos que estaban estipulados para este 2020 en Argentina. Entre ellos se cancelaron las clásicas 1000 Millas Sport que se disputan siempre en noviembre en las rutas aledañas a la ciudad de San Carlos de Bariloche. Dada esta circunstancia que se atraviesa hemos decidido rendirle homenaje a esta carrera citando 3 historias que nos parecieron interesantes para contar, las cuales sucedieron a lo largo de estas últimas ediciones.

1000 Millas Sport: Historias de una pasión que une familias y genera amistad

Casados por la misma pasión

En la segunda historia tenemos a un participante socio del CAS que ya era habitué de las 1000 Millas Sport. Tenía experiencia corriendo con su padre y su familia siempre estuvo presente para acompañarlo. Sin embargo, esta no era la única familia que participaba desde hacía un tiempo en este evento. Había otra donde socio del club que también era habitué que concurría a esta cita con su hija, una apasionada de los autos.

La cuestión es que por esos años los dos jóvenes se conocieron en Bariloche y, al parecer, no sólo fue el amor por las cuatro ruedas los que los unió. Sino que hubo algo más que los acercó. Así fue que comenzaron una relación. Al tiempo se casaron y hoy tienen tres hijos más algunos perros que llevan nombres de autos.

De esta manera, se demuestra que las 1000 Millas Sport no son solamente una competencia de autos sino que también sirve para hacer nuevos vínculos, amigos y por qué no armar una nueva familia.

Padre e hijo

Quizás las historias de padre e hijo compartiendo la pasión por los autos sean muchas y en las 1000 Millas Sport más todavía. Pero hay una que resalta entre varias y es la de Pablo y Luca.

Cuando Pablo tomo la decisión de participar era porque quería disfrutar de esa experiencia con su hijo para poder transmitirle toda la pasión y ver en el rostro de su heredero esa sonrisa difícil de describir, pero que se sabe que es la de alguien que está viviendo algo distinto. Con el plus de compartirlo con su papá. Pablo quería que en esa edición su hijo sienta la libertad de los caminos de la Patagonia, el fresco de las montañas nevadas y sobre todo vivir juntos una experiencia única.

Luca es un chico con capacidades diferentes y eso significaba una carga emocional muy grande, no sólo para Pablo, sino también para la organización de la competencia. Porque de eso se trata esta carrera la de poder compartir pasiones y alegrías sin importar nada más que el amor por los autos. Tan fuerte fue lo sucedido entre Pablo y Luca que se hizo una película, la cual invitamos a ver.

Abuelo y nieta

La pasión por los autos clásicos sports llevó a muchas personas a hacer cosas fuera de lo común. Una es poder tener un vehículo de estas características, otra es participar en una competencia con este tipo de coches y la últimas es la que combina ambas. Sin embargo, la historia de Osvaldo Bessia va más allá.

Osvaldo construyó un auto con sus propias manos para correr las 1000 Millas, al que llamo Biscayne. El mismo tenía como base al histórico Cobra Shelby, pero con algunas modificaciones del gusto de su creador, el cual ya habría fabricado… ¡264 Lotus Seven!

Con la idea de probar al Biscayne en todo su esplendor, Bessia viajó a Bariloche para ser parte de las 1000 Millas. El auto tuvo un andar muy bueno y llamó la atención de más de uno. Sin embargo, Osvaldo sentí que le faltaba potencia. Por tal motivo, lo vendió y fabricó uno con un motor más grande. La historia se volvió a repetir hasta que finalmente llegó a poner un V8 Americano, allí fue el gran comienzo del Biscayne Roadster.

1000 Millas Sport: Historias de una pasión que une familias y genera amistad

Aunque la historia no termina acá. Bessia además de correr con su hijo mecánico, pudo participar de unas 1000 Millas acompañado por su hija bilógica. Pero la principal anécdota vendría años después cuando cumplió con la promesa que le había hecho a su nieta de correr esta competencia alguna vez, donde había muchos amigos de la vida.

Fue así que en la edición 29 de las 1000 Millas, Osvaldo cumplió tres sueños. Por un lado, sentirse feliz de alma y cuerpo para seguir disfrutando de este evento con amigos. Por otro, saber que ese autos con el que las corrió es un auto pensado y armado por él. Y por último, lo más importante, es que pudo correr una edición con su nieta de acompañante, a la cual veía con los relojes, atenta al camino y no podía dejar de emocionarse.