Mañana sábado, a las 6 a.m. hora argentina, jugarán la final en Yokohama.
Son dos equipos parejos. No se caracterizan por desplegar un juego vistoso sino por construir sus triunfos a través de sus defensas, la potencia de sus forwards, el uso del juego de pie y el aprovechamiento del error del rival. Sin embargo hay un favorito y es Inglaterra.
El equipo de la Rosa viene trabajando desde hace cuatro años a las órdenes de Eddie Jones. El técnico australiano, primer extrajero en dirigir al seleccionado inglés, se hizo cargo luego del fracaso del equipo en el Mundial pasado, donde no superó la etapa de grupos. E hizo un trabajo increíble, dotando al equipo de una mentalidad ganadora y diciplina que no tenía. Llega como favorito luego de la soberbia actuación en semifinales donde maniató nada menos que a los All Blacks, eliminándolos. Cada vez que chocan Kyle Sinckler, Billy Vunipola, Manu Tuilagi y Mako Vunipola, ponen al equipo adelante. Sus alas Tom Curry y Sam Underhill son de lo mejor tackleando y disputando la pelota en el contacto. El apertura George Ford es un eximio estratega y preciso pateador a los palos. Y por las dudas tiene al capitán y primer centro Owen Farrell, otro excelente estratega, por si Ford se ve asfixiado por la marca. En las puntas sobresale el wing Jonny May, un tremendo definidor.
Sudáfrica tiene también muy buenos jugadores, aunque su técnico Rassie Erasmus privilegia el juego de conjunto y lanzar ataques a través de las formaciones fijas y el maul, donde busca imponer el rigor físico de sus forwards. Damian De Allende, Eben Etzebeth y Siya Kolisi , todos durísimos, son los que chocan y desgastan al rival. El movedizo medio scrum Faf De Klerk es impredecible. Difícil de seguir por sus compañeros, lo que es malo, también es difícil de controlar por los rivales, lo que es bueno. El apertura Handré Pollard es firme en el tackle y muy preciso cuando patea a los palos. Un penal de él le dio la victoria a Sudáfrica frente a Gales en semifinales. Entre los backs se destaca Cheslin Kolbe, que se recuperó de una lesión en el tobillo y lanzado en velocidad es difícil de detener.
Mañana habrá nuevo campeón del mundo. Sudáfrica por tercera vez o Inglaterra por segunda. Norte contra sur. El juego del Seis Naciones o el del Rugby Championship. Ya se enfrentaron en la final del Mundial de Francia 2007, donde los sudafricanos habían vencido a nuestros Pumas en semifinales. Ahí se impusieron los Springbocks 15 a 6. La de mañana será otra historia.