Pese a la profunda insatisfacción y la creciente irascibilidad que manifiestan con su clase dirigente, los argentinos están entre las sociedades de América Latina y Caribe que más aprecian el valor de la democracia.

Según los resultados de la última edición del Barómetro de las Américas, “casi 7 de cada 10 argentinos apoya la democracia (69%), un valor que se encuentra por arriba de lo que ocurre en el resto de la región, donde el respaldo alcanza un promedio de 61%”, señala Fernanda Boidi, Directora de trabajo de campo y alianzas regionales de LAPOP Lab, Vanderbilt Universito.

De la encuesta, que desde 2004 se realiza cada dos años en más de veinte países de América Latina, surgió que los argentinos son, a su vez, uno de los países latinoamericanos que menos justifican un golpe de estado en casos de mucha corrupción, con un 30% de adhesión a esta alternativa, contra una media del 40% que sí la considera como una solución en el resto de la región.

“Esto no significa que los argentinos cierren sus ojos ante la corrupción”, agrega Boidi. En nuestro país, el 69% cree que más de la mitad o todos los políticos son corruptos, por encima de lo que sucede en la región, donde este porcentaje alcanza en promedio el 64%.

Producido por LAPOP Lab (siglas en inglés de Latin American Public Opinion Project), con base en la Universidad de Vanderbilt, en la ciudad de Nashville, Tennessee, EE.UU., el Barómetro de las Américas es la única encuesta comparada con una base científica tan rigurosa en la región, basada en al menos 1500 entrevistas promedio que conforman estudios representativos a nivel nacional en cada uno de los países donde se lleva adelante.

La Argentina es, por otro lado, el segundo país con el menor porcentaje de personas que justificarían que el presidente cierre el Congreso, donde solo el 16% apoyaría esta medida, “casi la mitad del respaldo que una opción de estas características tiene en el resto de la región, donde el 31% consideró en promedio que podría apoyarla”, aclara.

El Salvador, con 51% de adhesión a un eventual cierre del Congreso y Uruguay, con tan solo el 11% dispuesto a sostener esa salida, son los dos polos de esta suerte de ranking de defensa de la acción parlamentaria y la división de poderes.

Empero, los porcentajes de respaldo al régimen democrático en la Argentina conviven con un nivel de insatisfacción que, en este caso, sí está en línea con lo que ocurre en los restantes países de América Latina y el Caribe.

Del sondeo se desprende que sólo dos de cada cinco argentinos están satisfechos con la democracia (43%), una cifra que refleja el promedio regional, que también es del 43%. Uruguay es el país con mayor satisfacción, un 82% que casi duplica el promedio de los otros países y contrasta rotundamente con el 11% que exhibe Haití.

La confianza de los argentinos en las elecciones también está entre las más altas de la región. Es del 48%, mientras que el promedio de la región es de 41%. La máxima confianza se registra en Uruguay, con 81%, y la mínima en Colombia, con 22%.

Entre 2004 y 2019, el Barómetro de las Américas se realizó en base a entrevistas cara a cara en ocho idiomas, usando dispositivos móviles. En 2021, a causa de la pandemia por COVID-19 que impidió la realización de encuestas presenciales, se realizaron entrevistas telefónicas a muestra representativas a nivel nacional de adultos en edad de votar que usan un teléfono celular. Los resultados se ponderaron por región, edad, género y nivel de educación.

La evaluación del pulso de la democracia en la región de América Latina y el Caribe (ALyC) en 2021 arroja resultados mixtos. Los datos del Barómetro de las Américas de 2021 confirman que el apoyo a la democracia permaneció estable en la región de ALyC, mientras que aumentó la tolerancia a una centralización del poder en el ejecutivo.

Los especialistas del LAPOP advierten que la pandemia hizo que el público necesitase más los servicios del gobierno a la vez que generó tensiones y disminuyó la capacidad del estado para proporcionarlos. “El hecho de que el apoyo a la democracia permaneciese estable en medio de esta crisis es una señal impresionante de resiliencia. De hecho, la satisfacción con la democracia aumentó marginalmente en 2021, una señal de que el público no culpa a la democracia por el sufrimiento colectivo que padece”, subrayan.

No obstante, persiste un escepticismo en torno a la democracia electoral. Un gran número de ciudadanos no está de acuerdo con que la democracia sea el mejor sistema político disponible, advierte el documento y se pregunta: “¿Qué quiere el público en su lugar?” Una respuesta proporcionada por el Barómetro de las Américas de 2021 es la voz. “Cuando se les pide que elijan entre libertad de expresión o acceso garantizado a ingresos y servicios básicos, la inmensa mayoría de los residentes en ALyC optan por la libertad de expresión”, advierte el informe.

Según el Barómetro, “estas actitudes revelan un reto crítico para la salud de la democracia en la región: en la medida en que los ciudadanos sientan que sus voces no están siendo escuchadas a través de las elecciones, pueden aceptar desviaciones de las prácticas democráticas”.