La uveítis es una forma de inflamación ocular. Afecta la capa media de tejido en la pared ocular (úvea).
Las señales de advertencia de la uveítis suelen aparecer de repente y empeorar con rapidez. Estos consisten en enrojecimiento del ojo, dolor y visión borrosa. La afección puede afectar a un ojo o a ambos ojos. Afecta sobre todo a las personas de 20 a 50 años, pero también puede afectar a los niños.
Las posibles causas de la uveítis son: infección, lesión o una enfermedad autoinmunitaria o inflamatoria. Muchas veces no se puede identificar la causa.
La uveítis puede ser grave y provocar la pérdida permanente de la visión. El diagnóstico y tratamiento tempranos son importantes para prevenir las complicaciones de la uveítis.
Síntomas
Causas
Factores de riesgo
Las personas con modificaciones en ciertos genes pueden tener más probabilidades de padecer uveítis. Además, en un estudio reciente se descubrió una relación significativa entre la uveítis y el tabaquismo.
Complicaciones
Si no se trata, la uveítis puede causar complicaciones, entre ellas:
Glaucoma – Cataratas – Lesión al nervio óptico – Desprendimiento de retina – Pérdida permanente de la visión
Diagnóstico
Tratamiento
Si la uveítis se produce a causa de un trastorno preexistente, el tratamiento se centrará en ese trastorno en particular. El objetivo del tratamiento es reducir la inflamación del ojo. Hay varias opciones de tratamiento disponibles.
Medicamentos
Medicamentos que reducen la inflamación – Medicamentos que combaten bacterias o virus – Medicamentos que afectan el sistema inmunitario o que destruyen células
Algunos de estos medicamentos pueden tener efectos secundarios graves, como el glaucoma y las cataratas. Es posible que debas visitar al médico para que te realice exámenes de seguimiento o análisis de sangre cada 1 o 3 meses.
Cirugías (Vitrectomía)
La uveítis puede volver a aparecer. Pide una consulta con el médico si alguno de los síntomas reaparece después de un tratamiento exitoso.
Consulta al médico
Los síntomas pueden llevarte a pedir una consulta con el médico de cabecera o un médico general. Es posible que te deriven a un médico especialista en trastornos de los ojos (oftalmólogo). Si sientes mucho dolor en los ojos o tienes problemas de visión repentinos, busca atención médica de inmediato.