“Milagros del Cielo” fue elegido como el mejor alfajor del mundo. En el certamen participaron 350 muestras de 150 productores argentinos e internacionales.
Luego de varios días de degustaciones, catas a ciegas y análisis sensoriales, ayer se conoció finalmente cuál es el mejor alfajor del mundo. Se trata de Milagros del Cielo, un alfajor de mousse de chocolate al licor producido de manera artesanal por la empresa familiar de Fabiana Ocaranza, oriunda de Mar del Plata. Tras obtener la Medalla de Oro en su categoría, Milagros del Cielo obtuvo una calificación de 8,18 puntos sobre 10 posibles, por parte del jurado, que lo convirtieron en el mejor del primer Campeonato Mundial de Alfajores.
“Son 22 años de trabajo, hay mucho atrás de esto, para mí es el premio a mucho esfuerzo, estoy feliz”, dijo Ocaranza, tras recibir el premio.
En total participaron 150 marcas, entre ellas seis de países extranjeros, con más de 350 muestras de alfajores.
“Este alfajor ganó por sus características organolépticas, por una masa muy húmeda, por un relleno con su justa humedad y una cubierta también correcta, aunque hubo mucha paridad”, señaló a la prensa el chef ejecutivo Christian Ponce de León, uno de los presidentes del jurado.
Pero además, el jurado estuvo conformado por la empresaria Silvia Chus; la periodista gastronómica Carolina Balverdi; y los influencers de alfajores Hernán Montes, Juan Manuel Logiacco, Mariano López y Facundo Calabró; los chef Lucas Fuente, Pablo Remaggi; la emprendedora pastelera Agustina Laporte, y dos integrantes del público, Diego Parilla y Joaquín Bettinelli.
El Campeonato se realizó durante la Feria Argentina del Alfajor que comenzó el 1 de agosto y finalizó ayer en el primer piso de la Galería Central ubicada en Av. Corrientes y Florida, a la que asistieron con entrada gratuita alrededor de 12 mil personas, según informaron Juan Sardella y Juan José Soria, los organizadores. En este sentido, no resulta extraño que se lleve a cabo este tipo de concurso en el país, ya que, según informaron desde la organización del certamen, “en la Argentina se consumen unos 70 alfajores por segundo, es decir, unos 6.048.000 por día”.
“En la final participaron los 15 alfajores que fueron premiados con la Medalla de Oro de su categoría”, explicó Soria a News Digitales. Además del título del Mejor Alfajor del Mundo, en el torneo se entregaron además 48 premios en las categorías Mejor Chocolate Negro, Mejor Chocolate Blanco, Mejor Dulce de Leche, Mejor Relleno de Fruta, Mejor Alfajor Simple, Mejor Alfajor Triple, Mejor Galleta, Mejor Alfajor de Confitería, Mejor Sabor Tradicional, Mejor Sabor Exótico, Mejor Textura, Mejor Aroma a Alfajor, Mejor Packaging, Mejor Alfajor Saludable y Mejor Alfajor de Maicena.
Los expertos tuvieron que elegir entre 350 muestras que fueron enviadas por 150 productores grandes, medianos y pequeños, industriales y artesanales, que se midieron “en igualdad de condiciones”, y los ganadores de cada categoría compitieron por ser el “mejor alfajor del mundo 2022. El 70% de los alfajores que participaron fueron artesanales.
Para hacerlo el jurado desglosó numéricamente a través de puntajes las apreciaciones 100% sensoriales y no estéticas sobre más de 30 puntos de cada alfajor de los que analizó ingredientes, relleno, galleta y cobertura.
Evaluaron la apariencia externa, luego la relación galleta relleno, homogeneidad del relleno, espesor de la cobertura, firmeza, masticabilidad, evaluación gustativa y olfativa, complejidad y equilibrio de cada uno.
Los productores nacionales inscriptos fueron de los grandes centros alfajoreros como las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, entre otras, pero también de Colombia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Perú, Canadá, Países Bajos y España, que en su mayoría se trata de argentinos que emigraron y que “extrañan al alfajor y lo terminan produciendo ellos mismos en esos países”, afirmó Soria, director técnico del campeonato.
Por su parte, Chus, productora de la empresa alfajorera Cielos Pampeanos y también presidenta del jurado, expresó que “el alfajor en la Argentina es un sentimiento, cuando uno lleva un alfajor a cualquier parte del mundo está llevando parte de nuestra cultura e historia”.