Se trata de un hombre de nacionalidad chilena que estaba de paseo por la zona de Los Reartes, en Villa Calamuchita. Junto a su mujer habían ingresado a una obra en construcción donde se encontraba el panal de abejas. Su mujer terminó internada a raíz de las picaduras que recibió.

Un turista chileno de 76 años que estaba de paseo por la zona de Los Reartes, en el Valle de Calamuchita, Córdoba, falleció después de ser atacado por un enjambre de abejas.

Se trata de Juan Carlos Pegullo, quién junto a su esposa y su perro entraron a una obra en construcción en la que se hallaba un panal de abejas. La mujer también fue atacada y recibió distintas picaduras que la dejaron internada en el hospital. En tanto que el perro también tuvo que ser asistido en una veterinaria local y quedó a cargo del cuartel de Bomberos Voluntarios hasta la recuperación de su dueña.

Tras el ataque, la pareja de Pegullo fue quién alertó a las autoridades locales cuando el hombre de 76 años se descompensó. Al lugar arribaron efectivos policiales, bomberos y personal médico de Villa General Belgrano. Ya entonces el hombre no tenía signos vitales y, aunque le hicieron reanimación durante 45 minutos, no hubo resultados.

Sebastián Quinteros, bombero de Defensa Civil, describió a medios locales: “Eran dos personas a las que habían picadas, pero una terminó muriendo. Era un enjambre en una obra en construcción, que estaba dentro de los huecos de los bloques de concreto. Mi trabajo fue a sacar las abejas al lugar“.  “Supongo que debe haber sufrido muchas picaduras porque era un panal grande, cuando fuimos a sacarlo era una nube enorme de abejas“, sumó en el mismo sentido.

El enjambre, según testimonios de los bomberos, se encontraba en un bloque de cemento. La fiscalía a cargo de investigar el caso calificó el hecho como muerte dudosa.

La despedida de la hija

Carla Pegullo, hija de Juan Carlos, publicó una despedida en su muro de Facebook, según publicó La Nación. Ella había llegado ayer a las 17 a Ushuaia. “Cerrando el día más largo del año, cuando recién empezaba a hacerse oscuro, recibo el llamado de uno de mis hermanos desde Córdoba. Nuestro padre acababa de morir. Me costó un poco procesarlo, probablemente todavía no lo haya hecho, quizás incluso sobre estas cuestiones, a partir de que pasan, se impone la tarea para siempre, todos los días un poquito, ¡no lo sé!”, escribió.

“Lo que sí sé es que mi primer impulso fue ver cómo salir de aquí para encontrarme con mis hermanos y compartir lo que hubiera que compartir a propósito del doloroso acontecimiento. Pero no hay vuelos directos a Córdoba hasta el 26 y mi pasaje de vuelta a Buenos Aires reza 25 de diciembre… exacto la Navidad, que curiosamente hasta hoy siempre coincidió con el día de cumpleaños de mi viejo…”, agregó.

Repasó que “los que me conocen más, saben que hace mucho tiempo yo ya no festejaba ni una cosa ni la otra en cercanías. Un día (quizás no el mismo) ambos decidimos tomar distancia y no sé lo que le habrá pasado a él, pero a mí eso sin dudas fue lo que me ayudó a conservar el vínculo desde lo afectivo. Y aclaro que no intentan ser palabras alusivas… incluso algunos ya me lo han escuchado mencionar, para mí tomar distancia fue un gran acto de amor”.

En esa línea, dijo: “Dejar de darnos la posibilidad de hacernos daño con las fricciones de los desacuerdos constantes fue muy aliviador para el día a día. Y ahora, aún con el torbellino de mis últimas emociones, sospecho que la misma decisión también colaborará en el proceso de hacer el duelo de forma saludable”.