La felicidad está en retroceso a nivel global, pero sobre todo en Argentina. Aunque no hay una sola manera de describir este estado de ánimo, una reciente encuesta de IPSOS reveló que somos el país más “triste”: solo el 34% de los adultos que participaron afirmaron ser “felices”. Le sigue España, con un 46%. En el polo opuesto se encuentran Canadá y Australia: el 86% respondió sentirse “muy” o “bastante felices”, seguidos por China y Gran Bretaña, ambos con un 86%, y Francia, con un 80%.
Por otro lado, Argentina no solo es uno de los países menos felices, sino que su índice de felicidad es uno de los que más cayó desde febrero del 2018 hasta junio del 2019: un 22%. Este cambio es notable si lo comparamos con el resultado que arrojó esta encuesta en 2011, cuando un 68% de argentinos adultos encuestados dijo ser “feliz”. Esta tendencia, por otro lado, se manifiesta a nivel global: la mayoría de países entraron en una curva de tristeza, aunque se registró un elevamiento del pico de felicidad en 2018.
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Pero, ¿qué es la felicidad? Miles de escritores, pensadores y artistas trataron de dar respuesta a esta pregunta trascendental y subjetiva. La encuesta “Global Happiness Study: what Makes People Happy Around the World” reveló que las posesiones materiales y pasar tiempo en las redes sociales son dos de los parámetros, entre otros 29 potenciales factores, que menos felicidad traen a los encuestados. Por el contrario la salud, los hijos y tener una buena relación marital son los tres hechos que más hacen feliz a la gente. En Argentina, por otro lado, el bienestar del país, los amigos y el sentir que la vida va hacia una dirección deseada es lo que más felicidad provoca.