Lo dijo Javier Benech, director de Comunicación del Ministerio Público de Uruguay se refirió a la reciente detención del hombre de 39 años sospechado de ser el autor material del femicidio de Lola.

Javier Benech, director de Comunicación del Ministerio Público de Uruguay, habló del caso Lola Chomnalez y advirtió que esta etapa de la investigación es de carácter reservado, pero informó que se llegó al sospechoso a través de un estudio de ADN.

“En las prendas de Lola, en la toalla y en su mochila había algunas manchas de sangre que no correspondían a la de ella; se preservó ese ADN y en estos años fue comparado con cientos de personas”, detalló. A raíz de esos estudios y de una serie de procedimientos científicos bastante complejos, se logró dar con ese ADN.

Caso Lola Chomnalez | "Para el juez hay elementos suficientes para que el sospechoso sea sometido a un proceso y aguarde en prisión"

“Me interesa destacar que durante todos estos años la investigación nunca estuvo detenida, más allá de los vaivenes que pudo haber tenido. De hecho, se llega a esta persona gracias a un ADN que se hace en un centro carcelario. A todas las personas detenidas en la zona se les practicaba un ADN y se lo comparaba con el ADN hallado en la escena del lamentable homicidio de Lola, explicó Benech. Se llama Leonardo David Sena, tiene 39 años y antecedentes.

Los investigadores llegaron al nuevo detenido por un cruce de muestras de ADN relacionado a otro impactante hecho. Lola Luna Chomnalez tenía 15 años cuando fue asesinada en la playa de Barra de Valizas, Uruguay. Es el principal sospechoso de haber asesinado a Lola Luna Chomnalez. Cuenta con antecedentes y a última hora de este jueves, en su indagatoria, reconoció haber estado en la escena del crimen y que robó dinero de la mochila a la chica, pero se desligó del crimen.

Tras su declaración, Sena fue procesado con prisión preventiva por la Justicia uruguaya, que lo imputó del delito de “homicidio muy especialmente agravado”. A más de siete años del crimen, ocurrido en diciembre de 2014, la causa dio un vuelco que parece ser determinante y la trama para entender cómo fue que los investigadores dieron con este sospechoso es realmente de “película”, tal cual lo describió una fuente del caso.

De acuerdo al detalle que precisan medios uruguayos, un triple crimen que tuvo como víctimas a tres infantes de Marina ejecutados en un predio naval en el Cerro de Montevideo fue la punta del ovillo que permitió llegar a Sena. Los asesinatos ocurrieron en la mañana del domingo 31 de mayo de 2020. Juan Manuel Escobar (31), Alex Guillenea (25) y Alan Rodríguez (22) fueron encontrados con un tiro en la cabeza cada uno.

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En la investigación de ese hecho se hicieron varias pruebas de ADN a diferentes sospechosos. Al mismo tiempo se las iba cotejando con otras pruebas almacenadas en los archivos de otras causas, de otros asesinatos. Cuando se hacía uno de esos repasos, surgió que una de las muestras daba un alto nivel de coincidencia con la pieza reservada del caso Lola: unas manchas de sangre que se levantaron de la mochila y de una toalla de la adolescente.

A partir de allí se dedujo que uno de los sospechosos del crimen de los marinos estaba en el árbol genealógico del ahora detenido por el homicidio de la joven. Cuando se investigó más a fondo ese rastro, se llegó a determinar que en ese hilo familiar había un hombre con antecedentes por lesiones y violación. Allí empezó un seguimiento hasta que llegaron a Sena, en la zona del Chuy, límite de Uruguay con Brasil. Se negó a una extracción de sangre, pero de elementos personales, como un cepillo de dientes, se sacó una muestra.

El ahora segundo procesado en el caso cuenta con antecedentes penales por lesiones en 2003 y violación en 2009. Según confirma el diario uruguayo El País, la secuencia genética determinó que Sena era pariente por lado materno del detenido del que se tomó la muestra, relacionado caso de los marinos. La madre de Sena había tenido 11 hijos y lo había dado en adopción a una familia. Los padres adoptivos del hoy procesado son parte de una comunidad religiosa de La Paloma.

En 2014, cuando ocurrió la muerte de Lola, Sena era un vagabundo que pasaba sus días y noches entre La Paloma, Chuy y Castillos. En todos esos lugares vivía de changas. Más acá en el tiempo, ya instalado con una pareja en el Chuy, trabajaba en una panadería. La fiscal Jessica Pereyra dijo que la muestra de ADN de Sena era un 99,9 coincidente con la relevada en la toalla y DNI de Lola. Ante el juez Juan Giménez, Sena reconoció que encontró la mochila de Lola en la playa, sacó $ 1.000.

Luego se limpió la sangre en una toalla porque se había cortado con un trozo de vidrio de una botella de cerveza. Negó la existencia de otra persona en el lugar del homicidio de la joven argentina. Sena quedó detenido y fue procesado, por un delito que lo puede llevar de 15 a 30 años a prisión. Diego Chomnalez, padre de la víctima viajó a fines de abril a Montevideo y se reunió con el fiscal de la Corte, Juan Gómez, para interiorizarse de las últimas novedades de la causa y solicitar junto a sus abogados que continuasen con la búsqueda de los otros copartícipes del crimen.