El sonambulismo implica levantase y caminar mientras estás dormido. Más frecuente en niños que en adultos, el sonambulismo generalmente se supera antes de los diez años. Por lo general, los incidentes aislados a causa del sonambulismo no indican ningún problema grave ni requieren tratamiento. Sin embargo, el sonambulismo recurrente puede sugerir un trastorno del sueño no diagnosticado. El sonambulismo en adultos tiene mayores probabilidades de confundirse o de coexistir con otros trastornos del sueño y enfermedades. Si algún miembro de tu familia es sonámbulo, es importante protegerlo de las posibles lesiones relacionadas con el sonambulismo.
Síntomas
En general, el sonambulismo se produce temprano por la noche, a menudo, entre una y dos horas después de quedarte dormido. Es poco probable que se produzca durante una siesta. Un episodio de sonambulismo puede producirse con mucha o muy poca frecuencia, y suele durar varios minutos, pero puede durar más tiempo.

Sonambulismo
Una persona que padece sonambulismo puede:
Salir de la cama y caminar – Sentarse en la cama y abrir los ojos – Tener una mirada perdida, con ojos vidriosos – No responder ni comunicarse con otras personas – Tener dificultad para despertarse durante un episodio – Estar desorientada o confundida por un breve período después de ser despertada – No recordar el episodio por la mañana – Tener problemas para cumplir con tus tareas durante el día debido a las alteraciones del sueño – Tener terrores nocturnos además de sonambulismo
Sonambulismo
A veces, una persona que padece sonambulismo podrá:
Hacer actividades rutinarias, como vestirse, hablar o comer – Salir de la casa – Conducir un automóvil – Tener comportamientos extraños, como orinar en un ropero – Tener relaciones sexuales sin ser consciente de ello – Lesionarse, por ejemplo, al caer de las escaleras o al saltar por una ventana – Actuar en forma violenta durante el período de breve confusión que se produce inmediatamente después de despertar u, ocasionalmente, durante el sonambulismo

Causas
El sonambulismo se clasifica como una parasomnia, una conducta o experiencia no deseada durante el sueño. El sonambulismo es un trastorno de vigilia, lo que significa que se produce durante el sueño N3, la fase más profunda del sueño sincronizado. Otro trastorno del sueño sincronizado son los terrores nocturnos, que pueden producirse junto con el sonambulismo.
Muchos de los factores que pueden contribuir al sonambulismo son:
Privación del sueño – Estrés – Fiebre – Interrupciones en el horario para dormir, viajes o interrupciones del sueño
A veces, el sonambulismo puede ser provocado por afecciones no diagnosticadas que interfieren en el sueño, como:
Respiración asociada a trastornos del sueño(por ejemplo, la apnea obstructiva del sueño), Tomar ciertos medicamentos, Consumo de sustancias, como el alcohol, Síndrome de piernas inquietas, Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Factores de riesgo
Los factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir sonambulismo son:
Genética. El sonambulismo aparentemente es hereditario. Es más frecuente si tu padre o tu madre tienen antecedentes de sonambulismo, y mucho más frecuente si ambos padres tienen antecedentes del trastorno.
Edad. El sonambulismo se produce con mayor frecuencia en niños que en adultos, y su aparición en la adultez probablemente se relacione más con otras enfermedades preexistentes.
Complicaciones

Sonambulismo
El sonambulismo no es necesariamente una preocupación, pero los sonámbulos pueden:
Lastimarse, especialmente si caminan cerca de muebles o escaleras, vagan al aire libre, manejan un automóvil o comen algo inapropiado durante un episodio de sonambulismo. Padecer interrupciones prolongadas del sueño, que pueden conducir a somnolencia diurna excesiva y posibles problemas escolares o conductuales. Sentirse avergonzados o tener problemas con las relaciones sociales. Alterar el sueño de otras personas. En raras ocasiones, lastimar a alguien que se encuentra cerca de ellos

Diagnóstico

Sonambulismo
Para diagnosticar el sonambulismo, el médico revisará tu historia clínica y tus síntomas. La evaluación puede comprender:
Exploración física – Análisis de tus síntomas – Estudio del sueño nocturno (polisomnografía)

Tratamiento
Generalmente, no es necesario un tratamiento para el sonambulismo ocasional. En casos de niños que son sonámbulos, generalmente, el trastorno desaparece en la adolescencia. En general, el tratamiento se centra en promover la seguridad y eliminar las causas o los desencadenantes, puede comprender:
Tratar toda afección de fondo, Ajustar los medicamentos, Despertar anticipado ( despertar al sonámbulo unos 15 minutos antes de la hora en que suele caminar dormido y, luego, mantenerlo despierto por unos minutos antes de que se vuelva a dormir), Medicamentos, Aprender autohipnosis ( la lleva a cabo un profesional capacitado familiarizado con las parasomnias), Terapia o asesoramiento psicológico ( un profesional de salud mental puede ayudar con sugerencias para mejorar el sueño, técnicas para reducir el estrés, autohipnosis y relajación )
Que precauciones tomar en casa
Si el sonambulismo es un problema para ti o tu hijo, prueba estas sugerencias.
Toma medidas de seguridad en tu entorno – Acompaña con cuidado al sonámbulo hasta la cama – Duerme bien – Fija una rutina regular y relajante para antes de irte a dormir – Controla el estrés – Busca un patrón – Evita el alcohol
Consultar al médico cuándo

Los episodios esporádicos de sonambulismo no suelen ser una causa de preocupación y, generalmente, se resuelven solos. Simplemente puedes mencionar el sonambulismo en un examen físico de rutina o de control del niño sano. Sin embargo, consulta con tu médico si los episodios de sonambulismo:
Se producen a menudo por ejemplo más de una o dos veces por semana o varias veces en una noche. Provocan comportamientos peligrosos o lesiones en la persona que tiene sonambulismo o en otras personas. Alteran de forma significativa el sueño de las personas que viven en el hogar o de la persona que padece sonambulismo. Provocan síntomas diurnos de somnolencia excesiva o problemas para cumplir con tus tareas. Comienzan en la adultez. Continúan cuando tu hijo es adolescente