Gabriel Sánchez fue condenado a 18 años de prisión como coautor del homicidio del militante del Partido Obrero, ocurrido en Avellaneda en octubre de 2010. Habla por primera vez y cuenta detalles desconocidos del caso.
Gabriel Sánchez fue condenado por el crimen de Mariano Ferreyra (23), el militante del Partido Obrero asesinado por integrantes de la Unión Ferroviaria durante una protesta en la estación de Avellaneda, en octubre de 2010. En 2013 le dieron 18 años de prisión como coautor del homicidio y ya está en libertad.
Sánchez habla por primera vez con GPS, el programa que conduce Rolando Graña, y revela detalles desconocidos del asesinato, sus días en prisión y el dolor que siente desde que fue detenido por primera vez.
El homicida trabajó 15 años en el ferrocarril y cuenta que hasta el día del crimen nunca había empuñado un arma. Esa tarde -recuerda- había estado trabajando como boletero.
“Me convertí en asesino de un momento a otro”, reconoce. “Fue un segundo. Nunca imaginé terminar con la vida de alguien. La muerte de Mariano me pesó mucho”, agrega.
Sánchez dice que recibieron órdenes del gremio para evitar la protesta. “La idea era plantarse arriba de las vías para que los manifestantes de izquierda no tomaran las vías. Primero hubo un enfrentamiento a piedrazos. Había gente que no tenía nada que ver pero fueron convocados igual”, cuenta.
Más adelante explica que les entregaron las armas a un costado de las vías. “Yo creo que había seis armas en total. Yo no tuve un arma en la vida, pero ese día la agarré. Igual, no fui el que efectuó el disparo”, confiesa.
“Favale -el otro condenado como autor material del crimen de Mariano Ferreyra- estaba decidido a tirar. Se le terminaron las balas, y yo le pasé el arma a él porque yo no estaba decidido a disparar”, señala.
De todos modos, Sánchez no minimiza su participación. “Tengo la misma responsabilidad que el autor porque le pasé el arma”, reconoce.
El condenado por el crimen de Mariano Ferreyra también cuenta que estando en la cárcel lo fueron a ver representantes del gremio para convencerlo de no hablar. “En la cárcel nos dijeron que nos iban a seguir pagando el sueldo si no inculpábamos a nadie. Y lo acepté”, dice.
En la entrevista con GPS, Sánchez regresó a la esquina donde cayó muerto Mariano Ferreyra. La escena del crimen. “Siento dolor”, dijo. “Le pediría perdón. Le daría un abrazo a la madre”, reconoce con lágrimas en los ojos.
“Yo creo que ante la justicia cumplí, pero el dolor ese siempre va a estar. Yo me paro acá y siento que podría ser mi hijo. Le pido a Mariano que me perdone. Nunca quise esto”, cierra.