El arquero puede batir la marca de valla invicta vigente desde 1969

El arco de Boca tiene un récord que lleva 50 años. Es un récord de valla invicta que ostenta Antonio “el Tano” Roma, un prócer de la institución. Arquero atlético, de gran potencia física, fue dueño del arco boquense en la década del 60. Cuando empezaban los 70 le fue dejando su lugar a Rubén Sánchez, otro muy buen arquero. Pero Roma ya había escrito su leyenda en el club, atajando aquel famoso penal a Delem de River en la penúltima fecha del torneo de 1962. Llegaban los dos equipos punteros y Boca estaba en ventaja gracias a un penal convertido por el delatero Valentim, cuando el árbitro Nay Foino, faltando cinco minutos para terminar el partido, sanciona la falta dentro del área que termina atajando el “Tano”, adelantándose ostensiblemente. Con la victoria, Boca le sacó dos puntos a su eterno rival y se consagró campeón al vencer 4 a 1 a Estudiantes en la última fecha. También fue el arquero de la selección en el Mundial de Inglaterra 1966.

Ése prócer xeneize ostenta la cifra de 781 minutos sin recibir goles. Esteban Andrada está a minutos de superarla. Al finalizar el partido de vuelta por los cuartos de final de la Copa Libertadores frente a Liga de Quito con el arco en cero, completó 779 minutos sin recibir goles. Solo tres minutos lo separan de superar el mítico récord de Roma. Y se viene el partido frente a River en el Monumental el próximo domingo, momento ideal para lograrlo.

El último gol que le convirtieron a Andrada fue en la final de la Copa de la Superliga pasada, cuando a los 31´Lucas Janson, de Tigre, lo vence con un tiro penal. Desde ahí se empieza a contar, y pasaron los dos partidos de octavos de final de la Copa Libertadores frente a Athletico Paranaense, los dos de cuartos frente a Liga de Quito, el empate frente a Huracán y las victorias contra Patronato, Aldosivi y Banfield por la actual Superliga. Un total de ocho encuentros sin recibir goles, que constituyen otro récord en el arco boquense.

Claro que estos récords son también mérito de las defensas e incluso dependen de la suerte cuando una pelota pega en un poste o el travesaño y sale. Pero las condiciones de Andrada son innegables y muchas de sus atajadas prodigiosas. El domingo podemos asistir a un nuevo récord de inbatibilidad. El anterior, lleno de nostalgia, lleva 50 años. Y está bien. Para que otra cosa sirven los récords sino para ser superados.