En Hilario Ascasubi, una localidad del sur bonaerense, nadie sabe quién mató a Verónica Aban el 17 de julio pasado.

Olga siente que está viviendo “una película de terror” desde el 17 de julio pasado. Ese día asesinaron a su hermana en el interior de una casa que la víctima estaba construyendo en un pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires. Hasta hoy no se sabe quién la mató. No hay sospechosos y todo es incertidumbre. Los vecinos reproducen rumores, pero, hasta el momento, nadie se acercó a la fiscalía o a la familia con un indicio concreto para que los conduzcan con la o el asesino.

“Uno se prepara y se capacita para un montón de cosas: cursos, carreras, quizás para que algún familiar fallezca por una enfermedad o un accidente, pero para esto no. Para el homicidio doloso de tu hermana no me preparé nunca, ni jamás me lo pude imaginar. En la mochila tengo el duelo, la causa penal, la fiscalía, los medios de comunicación y la familia destruida, e investigando yo también porque no sabemos quién es, es una película de terror”, asegura Olga en diálogo con el diario Perfil.

Verónica Abán vivía con su mamá, su abuela y una de sus hermanas en Hilario Ascasubi, un pueblo de unos 3 mil habitantes, en el partido de Villarino. El 17 de julio, le dijo a su familia que iba a ir hasta la casa que estaba terminando de construir, a unas diez cuadras de ahí, para tapar las bolsas de cemento que le llegaron ese día. Eran alrededor de las 19.

Misterio, muerte y miedo: un asesino suelto en un pueblo de 3 mil habitantes

Pero la joven de 35 años y trabajadora social no regresó. Su familia no sospechó hasta la mañana siguiente, porque creyeron que se había cruzado a algún amigo o que se había quedado a dormir allí. Pero como no respondía los mensajes, Olga le pidió a una prima de ellas que se acercara hasta la propiedad para verificar que Verónica estuviese bien. Ahí comenzó la historia de terror.

La prima encontró el cuerpo de Verónica sobre un colchón. La autopsia determinaría luego que la causa de muerte fue asfixia por sofocación y que la víctima presentaba signos de defensa, lo que indicaría que intentó defenderse de su atacante. La data de muerte se ubicó entre las 19 y las 23, por eso desde la familia de la víctima convocaba desde entonces a todo aquel que haya visto o escuchado algo en esa franja horaria, para que se acerque a aportar datos que orienten la causa.

Según informó la familia de Verónica, la causa está en secreto de sumario y a la espera de los resultados de las pericias realizadas en la escena del crimen. “La realidad es que estamos mal, porque los tiempos son lentos para la Justicia. Como familia sentimos impotencia, por tener que esperar, la gente del pueblo es reservada no habla, calla, por miedo, por costumbre o por no querer involucrarse, no lo sabemos”, le cuenta Olga a este diario. “Como en todo pueblo chico hay hipótesis del me dijeron, se dice, escuché que…, pero a la hora de pedir testimonio de eso nadie habla o todos desconocen del tema, entonces eso tampoco ayuda”, grafica.

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Olga se puso al frente de la investigación paralela a la de la Justicia por el crimen de su hermana. Ofreció su número de celular para que el que tenga algún dato se lo informe a ella o la fiscalía. Ese día vecinos del lugar contaron que la vieron a Verónica caminar sola a tres cuadras de su casa en construcción. Se trata de un barrio nuevo “con poca iluminación y con varios terrenos baldíos”, describe la hermana de la víctima. También armó una página de Facebook donde describe a Verónica y pide colaboración para ponerle nombre al criminal que terminó con su vida. Además, describe a su hermana como una persona “alegre, de buena madera, trabajadora y luchadora”.

Al cumplirse un mes del crimen, el jueves pasado la familia de Verónica realizó una marcha de antorchas y velas en la plaza del pueblo para visibilizar el caso. “Hacemos una marcha para que este caso no quede impune, para que aceleren esos resultados que tanto esperamos. La gente tiene miedo porque el asesino o asesina sigue suelto en el pueblo y lo más probable que nos lo crucemos todo el tiempo y no sabemos quién lo hizo. La comunidad es también la que apoya a que sigamos con esto. Y también para sensibilizar a aquellos que callan y prefieren no hablar, no quieren involucrarse”, detalla.

Olga asegura que no tiene una hipótesis de quién pudo haber matado a su hermana y que si apunta a algún posible sospechoso “nos faltan pruebas objetivas o testigos”. No hay nada concreto hasta ahora.

“No entiendo –se lamenta Olga– porqué a ella; no mataba una mosca, un bichito. Los protegía siempre, y ahora la matan como si nada… jamás se peleó con nadie en su vida no lo podemos entender”.

Publicada en el Diario Perfil.