Los 40 minutos de cadena fueron un mensaje para su núcleo duro. Y también algo así como un lanzamiento político para lo que viene. Hay preocupación por un éxodo masivo

Muchos de los peronistas de Cambiemos son los que abrieron la puerta de una coalición política que se hace trizas a horas de la salida del poder. Los 40 minutos de la cadena nacional de Macri fueron algo así como un dique de contención para frenar la sangría. Nadie sabe cuándo ni cómo va a parar el éxodo. Y si es que para.

En todas las reuniones que María Eugenia Vidal tuvo con sus legisladores provinciales el mensaje central fue “mantenerse unidos” y que no se “rompa el bloque”. Es decir, cerrar la canilla de cualquiera fuga.

El tema es que no hay tapón ni plomero que pueda frenar la salida de dirigentes cuando se pierde el poder. Emilio Monzó fue el primero en abrirse: ya desde el llano, hasta comandó un acto político en Florencio Varela, junto a sus pocos legisladores y con la sorpresiva presencia del ministro del Interior saliente, Rogelio Frigerio. El ex presidente de la Cámara de Diputados es un rival silencioso de Vidal. En los hechos, su gente todavía no rompió, pero no se descarta que puedan votar acá y allá en la Legislatura provincial. Cada voto en ese seno será una verdadera batalla. En Diputados, FdT tendrá entre 45 y 46 contra 43 de Cambiemos. Pero en el Senado, la coalición saliente será mayoría: 26 a 20. Esos son los porotos que se cuentan ahora, pero -se sabe- siempre puede haber migraciones.

Macri no abandonará la política. Si alguno tenía dudas, la cadena nacional de ayer, se lo encargó de despejar. Tratará de encabezar la lista de diputados nacionales en las legislativas de 2021, y solidificar su núcleo duro. Por lo bajo, su gente confía en que los radicales se quedarán dónde están, “porque no tienen a dónde ir. No tienen dirigentes con votos propios. Y ya quedó demostrado que la tercera vía no existe”, leyó un legislador macrista.

Pero el titular del partido, Alfredo Cornejo, ya pegó el faltazo al encuentro que organizó Macri en Olivos para agradecerles a los legisladores su trabajo durante estos cuatro años. Se sabe: el bloque de Cambiemos en la Cámara baja ya perdió votos antes de empezar, con la salida del trío Ansaloni-Ávila-Carambia. “Pueden seguir las firmas”, vaticinó un hombre del espacio.

La relación de Macri y Vidal no es la mejor. Algo se rompió durante la campaña, y en los meses previos a esta. Rodríguez Larreta “blindó” la Ciudad, con un equipo ya presentado, con pocas nuevas caras, y prácticamente con toda gente de su entorno, sin lugar a las personas que dejarán sus cargos en horas en Nación y Provincia.

En su alocución de 40 minutos, editada, grabada de día y transmitida de noche, el Presidente también le habló a sus dirigentes que piensan un futuro del PRO sin él. Todos saben que hubo reuniones para trazar una coalición sin Macri. Por ahora, es una jugada demasiado osada. Y sin futuro a la vista.

Alrededor del Presidente, se informó que no habrá grandes comentarios sobre las primeras decisiones políticas, y básicamente económicas, de Alberto Fernández, sino que se trazará una suerte de “compas de espera”. AF impulsará un paquete vinculado a revertir la tendencia descendente del consumo, con alicientes a los sectores menos pudientes. Nadie podrá cuestionar eso. En el PRO lo saben.

Pero seguramente, la oposición “debutará” cuando se trate el Presupuesto que tiene pensado mandar Alberto al Congreso, para modificar el actual. Algo similar ocurrirá en la Provincia. Aunque no está claro, si será en sesiones extraordinarias sobre el verano, o recién en marzo.

Macri se mudará en pocas horas a su quinta de Los Abrojos. Prenderá velas para que su candidato, Christian Gribaudo, no pierda ante Riquelme el domingo en Boca. Luego de un descanso, desde allí tratará de diseñar el futuro de la oposición, pero básicamente idear el mecanismo para frenar el éxodo de dirigentes, que algunos temen, sea imparable. “Mucho también dependerá de cómo le vaya a Alberto”, fue tajante y realista la misma fuente.