Según la UCA, la pobreza creció 7 puntos en pandemia-cuarentena. El norte parece ser recrear la mística productiva de los albores de 2002. Pero aún, no se sabe cómo. El 18-J es la otra gran incógnita. Larreta ya dio indicios de que va a flexibilizar. ¿Y Axel?

“La gente no aguanta más”. El hombre de la Salud de Larreta, Fernán Quirós, dijo en público lo que gran parte de la dirigencia siente. El humor social es el termómetro que hoy más preocupa al Gobierno, casi en paralelo con la ya tristemente famosa curva de contagios.

El 18-J no será un nuevo mundo, pero sí habrá cambios significativos en la vida porteña. Esto es lo que tiene en mente la Administración local, y fue parte de lo que hablaron la semana pasada en Olivos Alberto y Horacio. Desde la vuelta a los runners, hasta reapertura de comercios y más salidas con los chicos, entre otras cosas.

En CABA creen que el índice de multiplicación de casos se aquietó, y la explosión tan proyectada todavía no sucedió. A esta altura, nadie sabe cuándo es o será el pico. Primero era junio, ahora agosto. Es una proyección que, por suerte, parece haber fallado. No fue la única.

Lo que no fallan son los números de la economía. Al menos, la foto de la realidad. Según Agustín Salvia, director del Observatorio Social de la UCA, la pobreza creció 7 puntos durante la pandemia-cuarentena. Hoy, el 45% de los argentinos son pobres, de acuerdo a esta estimación.

Aunque hable de la vida, al Gobierno lo que más le preocupa es el futuro económico, porque allí también estará en juego parte de la supervivencia. Y también del proyecto político. El ministro Guzmán parece haber encaminado la negociación con los acreedores privados de la deuda. El dato no es menor; todo lo contrario. Aunque no está sellado ningún acuerdo, todos los pronósticos son favorables.

El plan para después es que hay que hacer un plan. Son muchos los que creen que Alberto moverá o cambiará parte de su gabinete una vez atravesados los peores días de la pandemia. El proyecto de salida es un cúmulo de buenas intenciones, anclado en los planes de asistencialismo del Gobierno, tanto a las personas que menos tienen (AUH, IFE, Tarjeta Alimentar), como a las empresas (ATP, créditos blandos, moratoria). Un sector de la clase media, sobre todo los cuentapropistas, no asoma en ninguno de estos programas.

Los números de ejecución presupuestaria (del viejo presupuesto) no son los mejores para la Administración. Es cierto que la pandemia complicó todo, pero el nivel de gestión en algunas áreas clave preocupan fuertemente, sobre todo puertas adentro. Aún no comenzó ningún plan de obra pública, de vivienda, o en áreas de la energía y del transporte. Se nota: hay poco para mostrar por fuera de la pandemia.

Dentro del kirchnerismo más ortodoxo, leen que quienes más le están fallando a Alberto son los propios. Es decir, su grupo de trabajo, y no el que llegó con el acuerdo-pedido de Cristina. “La Anses comenzó a funcionar desde que asumió Raverta, lo mismo pasa con la AFIP o el PAMI”, siguió el mismo funcionario. Y abundó: “En Desarrollo, ahora deciden otras personas”. Hablaba de sectores de poder ligados a CFK. Hay un grupo del gabinete que quedó entre la mesa chica de Alberto y la mesa chica de Cristina. “Está en un no lugar”, finalizó la fuente.

Alrededor del equipo económico dirán que todo está atado a la negociación de la deuda, la cual va encaminada. Pero más allá de eso, no se vislumbra más que un abanico de buenas intenciones, vinculadas a recrear la mística productiva de los albores de 2002.

Se sabe: la maquinita no va salvar a la economía. Juan Carlos de Pablo le dijo a Ámbito Financiero que el “golpazo inflacionario es algo inevitable”. Pero hoy la principal preocupación es la destrucción del empleo, y el estrangulamiento de la actividad económica. Argentina cayó más que ningún otro país de la región en los primeros días de la cuarentena, 26,4%. Obvio que hay un contexto, pero el número no deja de ser descomunal. Algunos economistas proyectan una retracción del PBI 2020 de 15 puntos. No hay emisión, sin programa, que sirva como vacuna para esta debacle.

Larreta intentará recuperar cierta normalidad a partir del lunes 20 de julio; lo que aún constituye un enigma es lo que proyecta Axel Kicillof. Nadie lo sabe. Su lógica siempre fue aferrarse a una cuarentena cerrada, inflexible, aunque -en los hechos- de disparar cumplimiento, sobre todo en los bolsones más populares del GBA.

El problema central hoy se trasladó al primer y segundo cordón del Conurbano, más que a las grandes urbes. Los números así lo muestran. Pero el humor social del que habla Quirós es el otro gran síntoma a tener en cuenta.