El crimen ocurrió en septiembre de 2019 y el acusado fue condenado a 18 años de prisión por homicidio simple.

El 6 de septiembre de 2019, Héctor Damián Catalán, de 36 años, cometió un crimen atroz en la provincia de Misiones: golpeó y apuñaló a su vecino, Humberto Keller, de 50 años. Luego, incineró el cuerpo y compartió su estremecedora confesión con su pareja: “Yo mato por diversión”, le dijo.

Según informes de fuentes judiciales, el homicidio tuvo lugar en una zona semirrural, a unos 500 metros del acceso al barrio Unidad, cerca del kilómetro 18 de Eldorado. Después de cuatro años, el acusado fue condenado por el Tribunal Penal a una pena de 18 años de prisión por el cargo de “homicidio simple”.

A pesar de que la investigación policial no pudo establecer con certeza el motivo detrás del crimen, la principal teoría se relaciona con un conflicto entre Catalán y Keller, que se originó en torno a unas ollas y otros objetos prestados por el asesino. Al parecer, el desacuerdo no pudo ser resuelto, lo que llevó al imputado a tomar una decisión extrema.

Asesinó a su vecino en Misiones y le confesó a su pareja:

De acuerdo con las declaraciones de los portavoces, el día del homicidio, Héctor viajó en colectivo junto a su suegro desde Aldea Perutí (en El Alcázar) hasta Eldorado, con la intención de comprar una bicicleta. Después de realizar la compra, solicitó prestada la bicicleta para dirigirse al área donde vivía Humberto, expresando: “Voy a terminar lo que empecé” antes de partir.

Luego de encontrarse con la víctima y pasar algunos minutos, el acusado comenzó a golpear violentamente a su vecino y a apuñalarlo en repetidas ocasiones con un arma blanca. Sin confirmar si Keller seguía con vida, Catalán le arrojó brasas calientes que estaban en el interior de dos tambores metálicos de 200 litros, causándole graves quemaduras en todo el cuerpo.

Tras el ataque, regresó al lugar donde lo esperaba su suegro, quien notó la presencia de sangre en la ropa de Héctor. Esa misma noche, en su hogar junto a su pareja, le confesó el espantoso acto que había cometido: “Maté a Keller, yo mato por diversión”.

Al día siguiente, los residentes del barrio descubrieron el cuerpo de la víctima y lo denunciaron ante la policía. Los oficiales se dirigieron a la residencia de Héctor y lo detuvieron por el asesinato de su vecino, quien, para sorpresa de muchos, había resultado ser su compañero en algunas ocasiones al compartir momentos de beber alcohol.